En 2013, cuando la sustitución del vano oriental del puente de la bahía de San Francisco-Oakland estaba llegando a su fin, se probaron bajo tensión 277 varillas verticales de acero para mejorar la estabilidad sísmica de la sustitución utilizando pernos de tres pulgadas de diámetro. En dos semanas, 32 de las barras de acero se habían roto. En el proyecto de construcción, valorado en 6500 millones de dólares, se utilizaron 277 de estas varillas, pero solo 96 eran accesibles. Las pruebas de metal sugirieron que la fragilización por hidrógeno durante la fabricación de las varillas pudo haber causado las fallos. Afortunadamente, esto se pudo corregir antes de que se abriera el puente, pero fue un gran revés en la construcción.
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